Planes de negocio y otras loterías

Veo constantemente planes y presentaciones de negocios que prometen ser el nuevo AirBnb, Facebook o Google.

Para que un negocio de ese tipo se produzca tiene que cuadrar absolutamente todo. No basta sólo con una buena idea o incluso con un emprendedor capaz. El equipo tiene que ser el adecuado y tenemos que dar con una nueva solución, ser los mejores en aplicarla y el momento debe ser el correcto para que el mercado entienda y valore aquello que hacemos. Para mí, eso es como que te toque la lotería. Ocurre, pero pocas veces y a poca gente.

Lo reconozco, yo también he escrito planes de negocio ingenuos y optimistas aunque sin llegar a los límites con los que me encuentro de vez en cuando y que sólo se pueden entender teniendo en cuenta la aceptación que ha tenido el mito del «emprendedor Silicon Valley«.

Sé, gracias a mi propia experiencia, que cuando iniciamos un nuevo proyecto lo único que tenemos es un un montón de hipótesis y pasión. A partir de ahí, la primera parte del trabajo es poner a prueba nuestras ideas con cuestiones muy concretas: convencer al equipo de gente que nos ayudará, conseguir un producto viable y, sobre todo, obtener nuestro primer cliente. Sin equipo o producto no hay proyecto. Sin clientes, no hay negocio. Hay que tener confianza y ser optimista pero no hasta el punto de obviar la realidad de la que partimos.

Puede que cumplamos todos estos requisitos y, aun así, nada nos garantiza que lleguemos a nuestro objetivo con la velocidad que pensábamos. Aunque nos cueste reconocerlo, hay cosas que escapan a nuestro control. Por eso, es nuestro trabajo minimizar el impacto de lo imprevisto y sobre todo, avanzar con constancia y determinación hacia un objetivo claro. Sólo de esa manera, aumentamos las probabilidades de llegar a nuestro destino.

Foto: Lottery Scheduling por Steve Hannah