Un fugaz momento, no más,
y, sin embargo, toda mi vida,
rojo clamor de un tenue chasquido,
sonrisa del pájaro albo
el viento que llama al suspiro.
Caí, sin ni siquiera saberlo,
en el más profundo abismo,
bruma que nace del cielo,
cuando al soslayo miró el ojo
oculto por el vil, turbio hielo.
(21 de enero de 1996)
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