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Desquiciado

Hoy he vuelto a casa desquiciado, acabado, exhausto sin ti. Delirante de tus devaneos, adicto a tus palabras. No consigo desvanecerme para dejar de sentir en ti. Hablas y tus frases dibujan suspiros a mi alrededor, encienden cada particula de ti que hay en mi aliento. Me regalas una sonrisa fresca y el mundo se desvanece a tu alrededor. Tus ojos se revelan y me tientan. Demasiado tarde porque yo ya caí en tu promesa. E incluso callas y entonces cada gota de tu silencio se ondula en mi pecho resonando hasta el infinito en unos latidos que sonaban huecos antes de ti.

Luego desapareces y yo vuelvo a mis tinieblas, a atravesar esos paisajes densos y solitarios que se han vuelto mis confidentes desde que me faltas. Aún deseo volverme ciego, quiero volverme frío, quiero congelarme para siempre y que el viento me haga añicos. Tu ausencia me pesa demasiado cuando intento buscar el aire que me permita seguir. El aire que fluye desde detrás de tus párpados.

Nunca he vagado antes como hoy, guiando mis pasos como un autómata, arrastrándome tras tu recuerdo, alargando cada segundo de esta locura en la que cabalga mi tiempo. En ti empiezo y en ti acabo. Y tú no estás, tú te vas. Por eso, vago desquiciado.

Colonia, 30 de enero de 2002

Publicado en Poesías

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