El Mundo de los Humanos es bastante curioso. Un día, como tantos otros, va caminando por la calle con paso calmado, pero decidido, el sol brillando y la sonrisa en la cara. De repente, sin previo aviso, decide dar una voltereta que nos deja a todos preguntándonos dónde está arriba y dónde abajo. Por si eso fuera poco, al Mundo le ha dado por aterrizar de culo.
Pero recapitulemos. Al mundo le dio fiebre (aparentemente el cambio del clima le pilló en mangas de camisa) y su realidad se volvió de repente inconexa y confusa. Pero al mundo últimamente le gustaba caminar rápido, así que a los mínimos signos de recuperación, decidió salir de casa, ponerse a cantarle a la incipiente primavera y festejarlo con una acrobacia que terminó con un costalazo proverbial que retumbó como el estallido de un misil. Y, ahí, justo en ese momento, sentado en el suelo, con dolor de cabeza y posaderas, es cuando el Mundo se dio cuenta de lo que estaba pasando: «¡Maldita sea! – se dijo – «Estamos en Tiempos Interesantes».
«Hay una maldición.
Terry Pratchett, Tiempos interesantes
Dicen:
Que vivas en tiempos interesantes».
A veces ocurre que llegamos a una época de Tiempos Interesantes. Es decir, en uno de esos periodos que se llenan, para pesar de muchos de sus coetáneos, de acontecimientos históricos. Como, por ejemplo, una pandemia, seguido de una crisis económica, seguida de una guerra, seguida de una crisis aún mayor, seguida de más guerras y golpes de estado. Todo aderezado con un clima que se ha puesto del revés, de un cambio de hegemonía entre imperios y, sobre todo, dosis enormes de ruido.
Creo que todos estarán de acuerdo en que estamos viviendo tiempos muy interesantes. Nunca recuerdo una época en la que nuestra historia haya estado tan llena, en la que día a día nos haya traído nuevos objetos de interés, y, permítanme decir también, nuevos objetos de ansiedad.
Joseph Chamberlain, 1898
En esta ocasión, el estallido de las últimas guerras en Ucrania, en Israel, pero también en Azerbayán y Sudán han sido el martillazo que ha destrozado la puerta de entrada a esta nueva época de tiempos interesantes, cuyas semillas ya habían enraizado hace años. La pandemia, ahora aparentemente tan lejana de nuestras preocupaciones, reveló nuestros miedos y también nuestros desencuentros justo en el momento en el que el cambio climático pasó a ser de un espectro del futuro a un compañero del presente. Pero también las enormes desigualdades, la frustración, la impotencia y la corrupción han abonado el terreno para la explosión de conflictos apenas imaginables hace 5 años.
Antes del estallido de los misiles, muchos vivíamos en un mundo cortado prácticamente a medida, lleno de promesas de convertir nuestro tiempo en interesantes con tan solo deslizar nuestro dedo índice, sin darnos cuenta de que toda la información del mundo no es más que ruido, si no nos permite establecer una mejor comunicación, ya sea con los demás o con la propia realidad.
Y el ruido era lo suficientemente alto como para hacernos creer que vivíamos en nuestra pequeña y plácida isla hasta que el estallido atronador de los misiles nos ha sacado de nuestro letargo y nos ha hecho recordar la importancia de construir y cuidar un terreno común en el que encontrarse y entenderse.
Nos hallamos en el umbral tanto del cielo como del infierno, moviéndonos nerviosamente entre el portal de uno y la antesala del otro. La historia todavía no ha decidido dónde terminaremos, y una serie de coincidencias todavía nos pueden enviar en cualquiera de las dos direcciones
Sapiens, Yuval Noah Harari
Y por medio, tantos cambios, tantos progresos tecnológicos: bioenginería, inteligencia artificial, nuevas fuentes de energía… Una auténtica explosión de información y hallazgos, que bien utilizados, pueden conducir a la Humanidad a salir del pantano en el que se ha ido metiendo tras décadas de industrialización y que, mal utilizada, solo fomenta el ruido y la incomprensión.
Las épocas de tiempos interesantes son épocas de crisis y en ellas, salir adelante requiere superar un reto: el de entendernos, aceptarnos y comprendernos como guía para avanzar y colaborar para encontrar soluciones que nos conduzcan hacia un mañana menos sombrío y mucho más luminoso.
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