Se balancea en la habitación un sopor alegre y sudoroso sin embargo, más feliz, más próximo que otros días en lugares más conocidos en los que uno no podía ser más yo.
Un olor de cansancio, un desierto agotado y paradisíaco se estremece entre nubes de humo entre recuerdos de tabaco y cocina.
Ahora recuerdo…mejor no, en absoluto, no es bueno empezar una nueva historia bajo las losas de ayer.
Sueño… desde un mundo de pensamientos simultáneos y estremecedores de ritmos que conectan cantos y relatos de otros y estos tiempos.
Añoro, ¿cómo es posible añorar ya este momento? si en mis párpados ya se desliza el placer impredecible del calor sutil y alcohólico de las invitaciones inexpresadas, de miradas apenas cómplices.
Tantas promesas se pueden desatar desde esta fugaz calma desde este cielo oscuro y sugerente… desde mí, desde esos esfuerzos que nunca serán vanos.
Colonia, 10 de octubre de 2001
Comentarios